Me desprendí volando muy rápido de mi tierra,
Estrujé el cuerpo encima del rojo de su sangre,
Abandoné el olor de sus mil tupidos azahares,
Del estiércol de vacas y el son ladino de aves.
∞
Dejé el canto madrugador de celosos gallos,
Del cerrado rocío que empapaba mis pies fríos,
De la presencia tuya, fugaz brasa repentina,
Húmedas mejillas, volcán de fuego pasajero.
∞
Me desprendí volando, águila en la cordillera,
Testigo perenne, eterna y leal compañera,
Mujer no inerte, mujer pulcra, de boca ardiente,
Espejo de mis ojos, dulce enamorado antojo.
∞
Me desprendí volando muy rápido de mi tierra,
Y te quedaste en ella, pura, sedienta y bella,
El rojo de su sangre se atrevió a teñir la esfera,
La esfera de tus ojos, de negro tu cabellera.
∞
Cuando el manto negro de la noche tapó la tierra,
Y el ígneo rojo también desapareció con ella,
La enorme mancha de una luna brotó casi llena,
En medio de la nada, pronto apareció risueña.
∞
Se parecía a tu boca, grande, satisfecha y plena,
Me acompañó siempre, durante el agitado vuelo,
Que te disfruté completa y te sentí serena,
Me retiré volando de mi roja, prieta tierra.
sábado, 28 de enero de 2012
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