domingo, 13 de diciembre de 2009

Sin tinta en la vena

Artidoro Gracia, 2009

Durante la noche, la pluma, con frenesí, dejó un rastro azul en unas hojas blancas sobre la mesa. A la mañana siguiente, unos ojos azorados intentaban descifrar lo escrito. Los trazos azules, titubeantes, de pronto eran unos puntos azules, y después, unas pequeñas gotas rojizas a la orilla del desfiladero. Abajo, tirada en el suelo, estaba la pluma, desfalleciente, seca, casi muerta. Ya no tenía tinta en la vena. Los ojos se cerraron al mismo tiempo que las pastas del libro. No había ya, más poemas .