martes, 6 de octubre de 2009

Torre de Oro


Artidoro Gracia, octubre 2009


Torre de Oro. Donde sin decoro. Rompieron sus lanzas los moros. Fuiste prisión hoy eres museo. Donde estrellaron caballos y de ti desprendieron la piel aquellos herejes. Piel de azulejos dorados.
De ahí proviene tu nombre. Eres guardián del Guadalquivir. Que en su ir y venir, celoso te pones.
Cada tarde con cada paseante.
Torre del Oro. Eres tú el caballero. Un día tú fuiste dorado. Hoy eres de un ocre sereno. Las aguas del río en ti se escabullen y llenan los ojos de cualquier pasajero, que te mira y se quita ante ti su sombrero. Deja sus mochilas y botas de cuero.
Tierra y venero. Vino y cerveza. Ante ti la nobleza de muchos viajeros. Fotos continuas, acuarelas que animan. Castillo de Indias, Carlos V y muchas doncellas ahora lamentan no estar aquí contigo.
Torre del Oro. De la ciudad eres el caballero que atento vigila los embates de aquellos viajeros y caminantes.
Torre del Oro. Ante ti me quito las gafas y el cuero. Celoso guardián de las vías, de todas las noches y días. Por los siglos fuiste siempre vigía.
Torre del Oro. Donde los moros, guardaron cruentos tesoros.
¿A quién vigilas ahora con desdén y denuedo?