miércoles, 1 de abril de 2009

Piel de Luna


Artidoro Gracia nov/08

Piel de luna, piel de encanto,
Tu ausencia provoca el llanto,
Tu cercanía motiva el canto.
Piel que sacia la sed, sed de ti,
Sed de un manto.
Emanas vino, emanas miel,
Embriagas todo con tu encanto.
Suave piel a bocanadas,
Como pinceladas, como llamaradas,
Que deja sin aliento el momento,
Suave piel, suaves las miradas,
Como de aire, bocanadas.
Como el día que se acaba,
Sediento el sol, sediento yo.
Miradas que riman, que unen, que gozan,
Suave piel de siempre, de nunca,
Suave caramelo, color de cielo,
Suave piel que peca, que toca,
Que dice y que ríe,que alborota y que alienta,
Que hace cualquier cosa.
Que arropa y galopa,
Arrastra llamaradas cada madrugada,
Suave piel, que invita, que incita,
Que gime y provoca.
Piel risueña, sonrisa, pequeña.
De muchos matices,
Caminas, mitigas, aprendes, arrojas,
Tomas, dejas, alcanzas, amoldas,
Haces y deshaces,
Mitigas y avivas los ruegos,
Juegas con juegos,
Apagas y enciendes los fuegos.
Sólo tú, piel de luna,
Suave como ninguna.

Como la luna y el sol


Hoy la luna se despertó muy temprano. Apareció por encima de los tejados como una farola que iluminaba el caserío. Estaba henchida de placer, como si hubiera tenido una larga noche de romance abrazada al sol; Los dos estuvieron perdidos en ellos mismos. Ella cobijada en su pecho y él dormido dentro de ella… Tenía dibujada en su ardiente rostro, una sonrisa de media luna…
Tú eres la luna, yo soy el sol. Al rozar tus labios con los míos, un rayo electrizante recorre mi espalda de arriba abajo. Cuando los aprisiono, un fuego candente me quema por dentro, como si fuera, yo de cera y tú un carbón encendido. Y no me puedo contener por seguir como los colibríes revoloteando alrededor de las comisuras y mejillas libando la miel que de tus labios brota, hechizándome como un desesperado. Y me imagino tu piel desnuda, recorro los bosques, los valles y las montañas finas de tu figura, cabalgo en ellas, deslizo mis brazos, manos y cuerpo por esas laderas de pinos. Y te retiras con esa sonrisa de embrujo y voy tras ella para atraparla en mi boca. Y tras tu cuello, me fundo en tu aliento. El fuego sigue latente. Y llegan las lluvias húmedas, corrientes de cascadas cristalinas que me mojan la cara sonrosada. Tú y tus miradas, tú y tu caminar delicioso, como vaivenes que mecen mis suspiros, uno tras otro, encadenados a los tuyos cuando te me acercas.
Me quedo mirando esta noche a la luna llena de amarillos. Completamente redonda y sedienta de encontrarse con su amante el sol y de fundirse con él en un solo cuerpo durante el amanecer. Las mariposas recorren el vientre de la luna haciéndole sentir una deliciosa corriente que le erizan la piel y el pensamiento. Y el sol la espera con la piel ardiente...